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El dios Huiracocha vivía en
las aguas del lago Titicaca, espejo abierto donde el cielo
se repite, más azul y más hondo. En esas míticas
orillas crece la totora, el junco verde y flexible que los
indios aymaras usaron desde hace siglos para construir sus
barcas. Paulino Esteban es el hombre que mejor domina esa
técnica en el mundo, pero las barcas de totora que
hoy construye son gigantescas y están preparadas para
surcar el océano. Desde la Isla Suriqui, Paulino trenza
pacientemente los juncos para las naves de una increíble
misión antropológica, cuyo fin es demostrar
que las civilizaciones antiguas realizaron viajes transoceánicos.
En el borde del Titicaca los juncos sueñan, movidos
por el viento del lago, con el horizonte abierto de los mares. |
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