"Son dos mundos
que se reconocieron,
dos mundos que se trenzaron, dos mundos que dieron
una expresión que se llama el mestizaje".
David Ramírez Calvo abre los brazos al terminar
la frase y la gente amontonada que lo escucha, comienza
a aplaudirlo.
Sentado en un banco de la Plaza de Armas
de Cusco, este anciano muestra el orgullo aún
presente de los reyes destronados y la persistencia
de la identidad inca.
Cusco y Machu Picchu, el encuentro de
dos culturas o las ruinas de un reino
que sigue intacto.
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